Hace tiempo que tenía ganas ir a Escocia, tanto por sus castillos como por los espectaculares paisajes, y Emilio me sorprendió con los billetes para un fin de semana largo, en principio de septiembre.
Encontramos y compramos unos vuelos directos desde Mallorca y en apenas de 3 horas estábamos en el aeropuerto de Edimburgo. Desde allí cogimos el tranvía, que sale cada 10 minutos desde las 6:15 de la mañana hasta las 22:45 y cuesta 5,50 libras, hasta centro tarda unos 35 minutos. Puedes comprar el billete directamente en la parada, tanto con efectivo, como con la tarjeta de crédito.
Nosotros tardamos unos 40 minutos, ya que fuimos hasta la última estación, York Place, donde teníamos nuestro alojamiento. Esta vez cogimos una habitación por Airbnb, ya que los hoteles en Edimburgo son bastante caros.
Como en Edimburgo hay muchas cosas por ver, y nosotros solo teníamos algo mas de 2 días, la mayoría de las excursiones las reservamos con antelación y así aprovechar al máximo el tiempo del que disponíamos.
Tenía claro que un día entero lo íbamos a dedicar a visitar los alrededores así que viernes por la tarde, para poder tener una idea sobre la cuidad, hicimos un tour un pie que duro 3 horas.
Nos decidimos por un tour convencional ya que el precio era muy razonable (11,50 €) y así evitamos la masificación de un free tour, al final, si no rateas mucho, te sale casi por el mismo precio.
Recorrimos la Royal Mile, sus callejones y sus historias, la plaza de Grass Market, el Lago Norte, el escalofriante cementerio de Greyfriars, el South y North Bridge y otros lugares, escuchando tanto las historias sobre la cuidad como su relación con Harry Potter.
Harry Potter fue también el protagonista en el tour que hicimos al día siguiente por las afueras de Edimburgo pero a eso le dedicaremos otro post. 🙂
El Domingo, el ultimo día de nuestro viaje, nos levantamos pronto, teníamos muchas cosas por ver y muchos planes por cumplir.
El Castillo de Edimburgo fue la primera parada. Las entradas las compramos por Internet y solo los tuvimos que recoger antes de entrar, después de ver la cola de gente esperando a comprar la suya directamente en la taquilla es mas que aconsejable, te ahorraras bastante tiempo.
También tienes la opción de entrada + visita guiada, aunque esta vez, por temas de tiempo, nosotros fuimos por libre.
El Castillo como fortaleza y las vistas que te ofrece sobre la cuidad valen la pena, a mi personalmente me decepciono un poco el tema de las exposiciones, ya que me gusta mucho ver los apartamentos con sus muebles históricos y allí apenas hay.
En uno de los rincones de la fortaleza está cementerio de mascotas, un pequeño jardín con las tumbas que puedes ver desde una de las terrazas arriba.
Si estás paseando por Edimburgo y de repente te sorprende un ruido, lo más probable es que sea el One o’clock Gun, un cañón que está en el Castillo y se dispara todos los días del año, excepto los domingos, el día de Navidad y Viernes Santo, a la 1 del medio día.
En tu visita al castillo no te puedes perder:
- La Capilla de Santa Margarita: Es el edificio más antiguo de Edimburgo, esta justo en la entrada del castillo.
- El Palacio Real: La residencia de los reyes de Escocia.
- La Cámara de la Corona: Las joyas y los tesoros de la Corona de Escocia.
- El Museo Nacional de la Guerra: Museo de la historia militar.
- La Prisión de Guerra: Recrea como era la vida de los prisioneros, sonido incluido.
Después de la visita, que duró casi tres horas, nos paramos a descansar un poco y reponer fuerzas comiendo el famoso bocadillo de carne de cerdo asado en Oink, un pequeño local con apenas 8 sillas, situado en la calle Victoria. Los bocadillos son de distintos tamaños, puedes elegir tipo de pan y dos salsas, por el precio de 4-10 libras, dependiendo de tamaño. Estaba buenísimo.
Tras el tentempié y debido a la recomendación de nuestra guía el día anterior, fuimos a visitar el Museo Nacional de Escocia, por cierto la entrada es gratuita como todos los museos aquí. Queríamos ver a la Oveja Dolly y al final pasamos allí un par de horas, el museo es espectacular y muy interactivo, si os sobra un rato es una buena opción.
Para la tarde/noche teníamos reservado el Tour Nocturno de Fantasmas y también habíamos reservado para cenar en el Mussel & Steak Bar (hacen unos de los mejores mejillones al vapor que hemos comido y conviene reservar), como teníamos algo de tiempo antes de la cena decidimos ir a el Dungeon de Edimburgo.
El Dungeon es un show interactivo en los túneles de la ciudad, era domingo y el último espectáculo empezaba a las 5, como duraba una hora nos dio tiempo antes de cenar.
Las entradas las compramos directamente en la taquilla, pero se pueden reservar por Internet o comprarlas en la caseta situada en Royal Mile. La nuestra, la básica, nos costo 13 libras por persona. El recorrido incluye un paseo en barca, pero como hacia mal tiempo y llovía, no se hizo.
Terminamos el día, y también el viaje, con el Tour Nocturno de Fantasmas. Empezaba a las 9 de le noche y durante dos horas visitamos varios sitios (los mas activos en cuanto a actividades paranormales), escuchamos terroríficas historias e incluso vivimos algunas cosas raras en nuestras carnes y cámaras de fotos, pasamos un rato mas que divertido.
Edimburgo y lo que pudimos ver de Escocia nos ha cautivado tanto que ya estamos planificando otro viaje para año que viene.
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