Desde hace unos años teníamos en mente visitar otra de las maravillas del mundo, Petra, la cuidad perdida de Jordania, cual enamoro también a Steven Spielberg para grabar una de las películas de Indiana Jones.
Tuvimos suerte y encontramos vuelos baratos con Lauda Air, viajamos primero a Viena, donde pasamos una noche y desde allí volamos directos a Aman.
Hicimos nuestro viaje de 5 días al finales de Febrero, en esta época el tiempo es bastante inestable y además de lluvia, niebla y frió, tuvimos también la nieve (y esto que pensábamos, que en desierto nunca nieva).
Tanto Emilio (español) como yo (eslovaca) no necesitábamos solicitar el visado con antelación, nos lo dieron directamente el aeropuerto.
Desde España compramos el Jordan pass, que nos incluía las entradas para Petra y de varios monumentos, ruinas, museos y castillos por toda Jordania, ademas te incluye la tasa del visado (35 $).
Hay diferentes precios de este pase dependiendo de las veces que piensas visitar Petra, ojo que para poder adquirirlo hay que quedarse en Jordania mínimo 4 días.
Para poder visitar los sitios planeados a nuestro ritmo, alquilamos un coche a través de rentalcars.com y lo recogimos en el mismo aeropuerto, antes del viaje habíamos pedido en trafico el carnet de conducir internacional, sin él, no te alquilan el coche.
En el mismo aeropuerto compramos una tarjeta de Internet, frente a las oficinas de los rentalcars hay varios sitios, no hay problema.
Nosotros no cambiamos dinero en España, los hoteles y el coche ya los llevábamos pagados y el efectivo para el resto de los gastos lo fuimos sacando en los cajeros, nosotros para eso del dinero en el extranjero ya hace tiempo que estamos usando la tarjeta de N26.
Llegamos al aeropuerto de Aman por la tarde y entre los visados y que nos liamos un poco en el trayecto llegamos a nuestro hotel sobre las 8 de la tarde, elegimos este hotel por su fácil acceso a la autopista, parking privado y una buena relación calidad/precio, no nos decepciono.
Estábamos muertos de hambre y buscamos por Internet algún sitio cercano para poder cenar, al final nos decidimos por la pizzería Il Pizzaolo, a unos 10 minutos con el coche, fue todo un acierto. Las pizzas estaban hechas al horno de leña, caseras y riquísimas, nos gustaron tanto que volvimos el día que nos íbamos de Jordania.
El día siguiente amaneció con lluvia, niebla y frió (5 grados), teníamos planeado visitar Jerash y el cercano castillo de Ajlun, lo que al principio parecía imposible ya que dentro de Aman había una niebla que no se veía ni la esquina.
Tomamos un desayuno lento, por cierto muy bueno, y convencí a Emilio para salir hacia Jerash a pesar de mal tiempo, la verdad que el tiempo iba mejorando por el camino, tardamos casi una hora en llegar.
Aparcar en Jerash fue muy fácil, hay un parking gratuito justo al lado de la entrada al complejo, no tuvimos que pagar entrada ya que están incluidas en el Jordan pass.
Existe la opción de coger un guía en español y nosotros no lo hicimos por el mal tiempo, ahora me arrepiento un poco ya que hubiese sido lo suyo tener alguna explicación relacionada con cada sitio, pero nos fuimos apañando con la guía y algo de Internet.
Jerash, descubierto al principio del siglo XX, es una antigua ciudad romana y sus ruinas, las más importantes y mejor conservadas de Oriente Próximo, nos permiten viajar en el tiempo.
Muchos de los edificios están es un estado de conservación excelente y por eso algunos la llaman «La Pompeya de Oriente Próximo».
En tu visita no te puedes perder el Arco de Adriano, Ninfeo, Teatro de Sur y de Norte, Hipódromo o Templo de Artemis.
A pesar de que nos llovía a ratos, este lugar nos impresiono y nos gusto mucho, disfrutamos de la visita y pasamos allí unas cuantas horas inolvidables.
Acabando nuestra visita de Jerash cogimos el coche hacia castillo de Ajlun, el cual se puede ver desde lejos, ya que esta situado en una colina.
Se trata de un pequeño castillo islámico, donde se pueden visitar sus salas y subir al punto mas alto para tener una vista 360º a los alrededores. Si andas justo de tiempo no es una visita imprescindible.
El día siguiente teníamos planeado visitar la ciudad de los mosaicos, Madaba, el monte Nebo, el castillo de Karak y llegar, antes que anocheciera, a Petra.
Nuestro camino hacia Madaba estuvo marcado por fuerte lluvia y mucho viento.
En Madaba hay un gran aparcamiento cerca de la oficina de información turística, desde allí a la Iglesia se tardan 5 minutos a pie, como llovía a cantaros buscamos un sitio mas cerca para aparcar y tuvimos la suerte de aparcar justo en la puerta.
Las entradas a la iglesia no estaban incluidas en el Jordan Pass y nos costaron 1 dólar Jordano por persona.
A pesar de que solo visitamos el mosaico la parada vale la pena, que se trata del mosaico del mapa mas antigua de Jerusalén y Tierra Santa que se conserva, cubre parte el suelo de la iglesia bizantina de San Jorge.
Desde Madaba teníamos planeado visitar el monte Nebo, desde donde Moisés vio por primera vez la Tierra prometida, pero como estaba muy nublado no fuimos ya que no hubiésemos podido ver nada.
Cogimos el coche y nos fuimos hacia nuestra siguiente parada, el castillo de Karak, conocido, entre otras cosas, por la película «El Reino de los cielos».
Para llegar hasta castillo tuvimos que subir por las estrechas calles de pueblo Karak, donde por suerte no llovía, pero sí que hacia mucho viento.
Aparcamos en la entrada, enseñamos nuestros Jordan pass, pasamos por el control de seguridad y nos encontramos en la muralla de castillo, el castillo se encuentra casi en ruinas, pero en el lado norte sigue destacando la gran construcción con los arcos en dos pisos.
Este día dormíamos en Wadi Musa, el pueblo que hay al lado de Petra, el camino hasta allí fue mas que complicado, durante casi todo el camino tuvimos una niebla super densa, no podías ver ni el paisaje ni al lado de la carretera, nevaba y hacia un viento super fuerte, pero a pesar de todos los impedimentos logramos llegar.
Llegamos a nuestro hotel, el Town Season, nos dimos una ducha y nos fuimos a cenar algo, el recepcionista nos recomendó el restaurante Al-Arabi, a un minuto a pie desde el hotel, cenamos unas brochetas, sopa de lentejas y falafel, una especie de albóndigas de verdura todo muy rico y ademas muy económico.
Inicialmente teníamos planeado ver el espectáculo de Petra por la noche pero, por el mal tiempo y nuestra mala suerte, fue suspendido (miércoles y jueves, las entradas te las puede reservar el mismo hotel y no entran en Jordan pass), así que al acabar la cena volvimos a nuestro hotel, nos pusimos una serie en la tableta y a dormir, al día siguiente nos esperaba la deseada visita de Petra.
Después de desayuno en el hotel cogimos el coche y bajamos hasta el parking, cerca de zona arqueológica, por suerte no llovía, pero hacía mucho frió y nos tuvimos que comprar un par de pañuelos y guantes en unas de las tiendas justo al lado de la entrada.
Cuando entramos en el yacimiento nos encontramos con unos locales que nos ofrecieron llegar al Tesoro a través del Sig en unos carros con caballos, dijimos que no, nos apetecía andar y disfrutar lentamente del colorido desfiladero.
El desfiladero que da acceso a las maravillas de Petra, el Sig, tiene algo mas de un kilómetro, un bonito paseo en el que puedes tirar muchas fotos.
Alguno de los jinetes que pasan corriendo te puede recordar a Harrison Ford, recorriendo estrechos y altos acantilados. Por el camino mas de una vez nos tuvimos que apartar para no ser atropellados por los carros con los caballos, pero también nos sirvieron para sacar unas fotos muy bonitas.
Nos cruzamos mucha gente de muchas nacionalidades, por momentos tuvimos que sacar el paraguas y entonces, en un momento inesperado, entre dos rocas, apareció el Tesoro, mas bonito y mas impresionante que en cualquier foto o película, lleno de gente, dromedarios, camellos o asnos, simplemente fascinante.
El Tesoro de Petra (الخزنة, Al-Jazneh o Jazné) es la primera construcción de cierta entidad que encuentra el viajero cuando emerge del Siq, el desfiladero de 1,5 km que hay que recorrer para llegar a la ciudad escondida de Petra, en Jordania.
Allí se nos acerco uno de los guías locales y nos ofreció, por 20 JOD, ayudarnos a subir a uno de los miradores y así poder tener la vista del tesoro de arriba. Debo reconocer que nos bien muy bien su ayuda ya que la subida era bastante complicada, también debido a que estaba mojado, pero el nos ayudaba todo el rato.
Una vez arriba, allí había un pequeño puesto donde podías tomarte un te y sacar las fotos tan bonitas como hicimos nosotros.
Abandonamos un rato el Tesoro y bajamos por la calle de las fachadas, donde hay numerosas tumbas talladas sobre la roca, llegamos hasta el gran teatro de Petra, tallado dentro de una montaña hace más de dos mil años.
Más adelante, en la parte derecha visitamos tres tumbas reales, situadas en una pequeña colina y desde cuales se puede ver lejano monasterio. Durante todo el recorrido vimos locales y niños pasear en los asnos y camellos, ofreciéndonos llevarnos al monasterio.
Dentro del recinto hay gente vendiendo todo tipo de souvenirs, un par de sitios donde puedes tomarte algo y, lo que mas nos sorprendió, se puede pagar con la tarjeta.
Pasamos allí un día entero y aun así nos quedaron muchas cosas por ver, por lo cual no descartamos otra visita.
Esta misma noche fuimos a comer en el restaurante Al Wadi, comimos comida local, Maklouba, arroz con pollo y berenjenas, falafel, lentejas, comida super buena.
El día siguiente era nuestro ultimo día en Jordania, nos levantamos pronto para llegar a Aman con tiempo para visitar la Medina, la Ciudadela y repetir de pizza antes de irnos al aeropuerto.
Después de ver Jerash, la Ciudadela no es igual de impresionante, aun así si tienes tiempo hay que visitarla, ya que forma parte de la historia de Jordania.
Ha sido un viaje que nos ha encantado y por fin podemos quitar Petra y su Tesoro de nuestros sitios pendientes de visitar, como siempre aquí dejamos algunas fotos.
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