Llegamos a San Carlos por la tarde, veníamos en taxi desde Ometepe. El barco no funcionaba y las avionetas estaban llenas, así que estábamos cansados de tanto coche. Nuestro plan era pasar allí 3 noches, visitar los Guatuzos y Solentiname y continuar hacia «El Castillo».
Al llegar y charlar un poco de nuestros planes con Henry, de la Posada Doña Juanita, nos explico que había pasado un huracán por allí y los senderos de los Guatuzos estaban impracticables. Acortamos una noche nuestra estancia en San Carlos y rehicimos nuestros planes.
Acordamos con Henry ir al día siguiente a Solentiname, visitar el archipiélago, intentar pescar algo y, si teníamos tiempo, dar una vuelta por rio frio. Si nos quedaban fuerzas por la noche iríamos en busca de caimanes con un amigo suyo. Con todo aclarado para el día siguiente nos fuimos a dormir pronto.
El día amaneció lluvioso y hubo varios amagos de suspender la salida (Zuzana y la lluvia no son los mejores amigos), yo sabia que si no íbamos ya no iríamos nunca. Ya teníamos los billetes de la panga hacia el castillo para la mañana siguiente y una noche de hotel pagada, así que insistí un poco y al final salimos.
Empezamos visitando algunas de las Islas pequeñas, observando aves, algún mono, pero la verdad es que estaba lloviendo fuerte y al final nos tuvimos que ir a refugiar.
Paramos en el «Hotel Selentiname» en la Isla San Fernando, allí nos secamos un poco y charlamos un poco con la dueña, que resulto que era la hermana de la mujer de Bosco Centeno.
Cuando amaino un poco cogimos la barca otra vez y nos fuimos hacia la Isla principal, Isla Mancarrón. Henry nos había dicho que «Ernesto Cardenal» estaba en su casa de la Isla y que quizás podíamos hacerle una visita.
Al llegar a la Isla fuimos hacia la casa de «Juan Bosco Centeno» (Teniente Coronel en retiro activo y poeta riosanjuaneño), que esta justo al lado de la de Ernesto. Ibamos a buscar las llaves de la Iglesia y Henry aprovecho para saludar.
Estuvimos un rato hablando con la mujer de Bosco que nos contó algunas historias sobre la guerra y la revolución. Bosco nos regalo y firmo un ejemplar del libro que había escrito, «Pendiente de un hilo», un homenaje a los combatientes del archipiélago de Solentiname y del Frente Sur.
Ernesto estaba descansando en su hamaca a pocos metros de nosotros, nos llamo y nos acercamos para saludarle, hablar un poco con el y de paso nos hicimos esta foto. 🙂
Después de eso Henry nos llevo a ver la Iglesia, paseamos un poco por la comunidad, vimos como trabajaban la madera y compramos algunas piezas.
Al terminar la visita en la Comunidad cogimos el barco y fuimos a ver si podíamos pescar algo para comer. Hubo suerte y, como podéis ver en las fotos, Zuzana pesco un Guapote que nos cocinaron en el Hotel Selentiname.
Volviendo hacia San Carlos, Henry nos dijo que podíamos dar una vuelta por «Rio Frio» a ver si veíamos algunos animales y eso hicimos. Ya estaba atardeciendo y el paisaje era impresionante, podéis ver algo en este vídeo.
Llegamos a San Carlos con el tiempo justo para ducharnos y esperar a Luis, un amigo de Henry que nos llevaría a ver caimanes en el lago esa noche.
Luis fue puntual y nos recogió para irnos juntos hacia el puerto, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos que nos íbamos a ver los caimanes en plena noche con una canoa de madera a remos y como única iluminación el frontal de Luis. Ahora sabemos que es la mejor manera de ir a ver caimanes por la noche.
Navegar en la canoa con Luis por la noche en el lago, con el malecón de San Carlos iluminado de fondo y poder tocar algún caimán que Luis saco del agua fue el broche de oro a nuestro paso por San Carlos.
Lo que parecía que iba a ser una estancia fallida debido al mal tiempo y al problema con la reserva de los Guatuzos se convirtió en una gran experiencia que sera difícil que olvidemos.
Al día siguiente por la mañana Henry nos acompaño al puerto para coger la Panga hacia el castillo (2 horas la rápida, 230 córdobas x pax).
Como siempre aquí dejamos algunas fotos.
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