Lo que nos encanta de viajar es conocer nuevos paisajes, descubrir nuevas culturas y, sobre todo, mezclarnos con la gente. Pasear por las calles, visitar los mercados y comer en los sitios locales.
África y sus safaris son unos de nuestros sueños y planes para el futuro, pero el continente africano ya lo hemos pisado un par de veces, visitando Marruecos.
Es muy fácil viajar hacia allí, ya que desde España puedes encontrar los vuelos muy baratos, y desde Madrid y Barcelona son directos.
Ya hemos escrito anteriormente sobre Tánger y Marrakech, esta vez me gustaría contar nuestra visita a Chefchouen, la cuidad azul de Marruecos, que se encuentra unas dos horas en coche desde Tánger y que nosotros visitamos en principios de septiembre.
Fuimos con un tour privado que habíamos organizado a través de internet unos días antes. Encontraras multitud de tours que te llevan desde Tanger o desde Fez.
Nuestro chófer, Rachid, nos recogió a las 9 de la mañana en nuestro Riad y fuimos directamente hacia cuidad azul, allí nos esperaba nuestro guía Adil para acompañarnos durante nuestro recorrido por las callejuelas llenas de pequeñitas casas pintadas en diferentes tonalidades de azul.
Empezamos en los antiguos lavaderos y el rio Ras el Ma, he de reconocer que me parecieron muy peculiares, porque, si tenéis suerte como nosotros, podéis ver allí las mujeres lavando las alfombras y secándolas en sol, es como hacer un pequeño viaje en tiempo.
Paseando por estrechas calles llenas de pequeños negocios no me pude resistir a no entrar y no comprar una de las originales alfombras hechas a mano o comprarme un vaso de zumo de naranja recién hecho.
Otra de las paradas durante nuestra visita fue La Alcazaba o Kashba, una fortaleza amurallada que puedes visitar pagando 10 dirhams. Allí puedes visitar ver su bonito jardín y el museo donde conservan diversas vestimentas, utensilios y objetos de la artesanía marroquí.
En el interior de la Kasbah también se puede subir a la torre con unas vistas panorámicas de toda la ciudad, ademas puedes acceder a la prisión.
La antigua mezquita solo la pudimos ver por fuera, pero esto sí, las oraciones se oyen por todos lados.
Paseando un buen rato nos entró hambre y pedimos a Adil que nos recomendarnos un restaurante bueno y típico, nos llevó a Chez Hicham, situado en la Plaza Uta el-Hammam. Fue todo un acierto. Tajín de pollo, ensalada de queso y sopa de verduras, todo estaba de muerte y por un precio razonable.
Nos despedimos nuestra visita con la última foto en la antigua puerta de la ciudad, que está a la entrada al pueblo, después de eso regresamos a hacia Tanger.
En tu visita no te puedes perder la Plaza Uta el-Hammam, la Mezquita y la Alcazaba. Pero lo mejor para disfrutar Chefchaouen es callejear y descubrir sus rincones, un autentico paraíso para los fotógrafos.
Como siempre aquí dejamos algunas fotos. 🙂
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